El cáncer constituye un grupo de enfermedades que tiene de manera clara, para algunas de sus localizaciones, asociación con la exposición a sustancias cancerígenas en el entorno laboral, con evidencia clasificada según intensidad por la Agencia Internacional de Investigación del Cáncer (IARC).Igual que el comportamiento general de la enfermedad, la asociación ocupacional del cáncer varía en diversos países y medios yendo desde un 5 hasta un 40 por ciento del total de los cánceres. Como puede observarse, los límites de este intervalo representan situaciones disímiles en cuanto a la magnitud del problema.
La situación descrita se determina en parte por las dificultades inherentes al carácter crónico del proceso de carcinogénesis (con periodos de latencia muy prolongados) y a los problemas en la valoración de la exposición.
Los factores de riesgo
Los factores de riesgo ocupacional se caracterizan como físicos, químicos, biológicos, ergonómicos y psicosociales. Todos en mayor o menor grado tienen participación en los procesos de carcinogénesis.La exposición ocupacional a carcinógenos puede lograrse por contacto directo con el agente o con sus metabolitos activos, bien sea durante su absorción (piel, tracto respiratorio) o durante su excreción (tracto urinario).
Los factores psicosociales y los ergonómicos son quizás los que menos se relacionan con la aparición del cáncer, sus efectos en este campo son objeto de estudio.
Dentro de los agentes biológicos, el virus del la Hepatitis B es tal vez el de mayor relevancia en el campo del cáncer ocupacional y dentro de los factores físicos, las radiaciones ionizantes y algunas no ionizantes como las ultravioletas, han mostrado suficiente evidencia como causa de cáncer en humanos.
La exposición ocupacional a carcinógenos químicos es de considerable magnitud y es probable que esta sea mayor de lo estimado, pues aún se desconoce el potencial carcinógeno de muchos compuestos químicos, hay 70.000 sustancias químicas registradas por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, de las cuales el 70% no han sido estudiadas para definir su capacidad de inducir cáncer.
La Agencia Internacional de Investigación del Cáncer ha elaborado un listado de agentes químicos distribuidos en cuatro categorías de acuerdo con su potencial carcinógeno. La evaluación de la toxicidad de estas sustancias se ha hecho mediante estudios en humanos, ensayos experimentales en animales, ensayos in vitro y ensayos químicos y metabólicos:
El grupo I
Incluye carcinógenos definitivos en humanos.
El grupo II
Agentes probablemente (subcategoría A) y posiblemente (subcategoría B) carcinógenicos para humanos.
Se incluyen aquí sustancias con limitada evidencia de carcinogenicidad en humanos pero suficiente en animales de experimentación (A) o limitada en humanos con ausencia de evidencia en animales (B).
El grupo III
Agentes con datos insuficientes para determinar su carcinogenicidad.
El grupo IV
Agentes sin evidencia de carcinogenicidad ni en humanos ni en animales.
Incluye carcinógenos definitivos en humanos.
El grupo II
Agentes probablemente (subcategoría A) y posiblemente (subcategoría B) carcinógenicos para humanos.
Se incluyen aquí sustancias con limitada evidencia de carcinogenicidad en humanos pero suficiente en animales de experimentación (A) o limitada en humanos con ausencia de evidencia en animales (B).
El grupo III
Agentes con datos insuficientes para determinar su carcinogenicidad.
El grupo IV
Agentes sin evidencia de carcinogenicidad ni en humanos ni en animales.
La causalidad en el cáncer ocupacionalLa valoración de la exposición es un punto débil en la epidemiología ocupacional, con frecuencia es imposible saber con precisión el tipo, intensidad y duración de ésta. Las personas que trabajan simultáneamente en un mismo ambiente pueden recibir diferentes dosis por unidad de tiempo debido a factores fisiológicos, uso no estandarizado de los elementos de protección, etc.
Adicionalmente, el carácter tardío con que se presentan las manifestaciones iniciales de la exposición a una sustancia carcinogénica, hace que estas se presenten varios años después dificultando aún más la posibilidad de establecer tal relación.Los largos periodos de latencia del cáncer pueden verse modificados por variables como el sitio anatómico, la edad, sexo, raza y los hábitos personales entre otros.
Por las razones anotadas, el Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional (NIOSH); considera que es imposible establecer niveles seguros de exposición y en consecuencia cualquier dosis por pequeña que sea debe ser considerada peligrosa .
La forma ideal de valorar el contacto con carcinogénicos es el seguimiento de la relación entorno laboral - trabajador, identificando la o las sustancias y haciendo las respectivas mediciones, ello podría hacerse por:
-Cuantificación del tiempo de exposición.
-Cuantificación de la exposición acumulada: el producto de la duración y la intensidad.
-Cuantificación de la exposición acumulada por encima de niveles críticos.
-Valoración de la exposición teniendo en cuenta variaciones temporales y la intensidad en momentos diferentes.
-Cuantificación de la exposición acumulada: el producto de la duración y la intensidad.
-Cuantificación de la exposición acumulada por encima de niveles críticos.
-Valoración de la exposición teniendo en cuenta variaciones temporales y la intensidad en momentos diferentes.
De cualquier manera, la reconstrucción de la exposición presenta serios problemas ya que debería ser llevada a cabo por expertos en salud ocupacional (lo que representa costos elevados) y aún así la validación de la información en nuestro medio es difícil debido a los avanzados estados de enfermedad en los que consultan los pacientes.
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