Los cigarrillos electrónicos se dividen en dos
grandes grupos: por un lado, están
-Sean, los sistemas electrónicos de administración
de nicotina (conocidos con la sigla Sean) y
-Sesn, los sistemas electrónicos sin nicotina
(Sesn).
Estos dispositivos calientan de forma automática
algunos líquidos que más tarde pasan a ser inhalados por los usuarios.
Si bien algunos de ellos no usan ningún tipo de
nicotina (son los que se conocen popularmente como vapeadores), sí incluyen
líquidos que pueden resultar nocivos para la salud de los consumidores.
“La mayoría de los cigarrillos electrónicos
contienen nicotina o sales de nicotina, algunos contienen acetato de vitamina
E, y muchos producen un vapor que contiene gran cantidad de sustancias
químicas nocivas, incluyendo: diacetilo, formaldehído, acroleína, benceno y
otras sustancias tóxicas, carcinógenos y metales pesados”, indicó por su
parte el doctor Corban.
Según el ente multilateral, el consumo de
estos dispositivos también incluye otros riesgos que no se mencionan tan
frecuentemente como la posibilidad de que sean utilizados por parte de niños y
adolescentes que los encuentran en el mercado con mayor facilidad.
De hecho, a la OMS le preocupa que los vapeadores o
los cigarrillos electrónicos sirven como una puerta de entrada a usar otros
productos que incluyen tabaco.
Uno de los aspectos más difíciles respecto a estos
nuevos dispositivos es que carecen de regulación en varios países.
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